lunes, septiembre 08, 2008

Bienvenido a Pakistán, oh! digo a Omán

Gracias a la espera de cuatro noches en Sayun (Yemen), los locales dejaron de mirarme "raro" por parecer americano y pasaron a llamarme "español" o "Raúl Gonsales"; mi amigo el "Loco" me reconoció el tercer y el cuarto día y continuamos charlando sinsentidos entre risas y cigarrillos. Gracias a esa larga espera me hice amigo del cocinero de mi restaurante habitual y juntos íbamos a comprar la dosis diaria de cat sin timos.

Gracias a los niños de la calle que no solamíes sino yemeníes, nunca perdieron la sonrisa de la cara.

Mukeika seguía pinchando y pinchando cada diez minutos, fue toda una odisea llegar a la estación de autobuses. El trayecto a Salalah, Omán, duró bastante: dos sesiones seguidas de mascar cat -para mi sorpresa-, una avería del motor del bus en mitad del desierto, de las dos a las cuatro y media de la noche; gracias a la cual, volví a encontrar mis estrellas. Llegar a la frontera al amanecer, justo a la hora de romper el ayuno: otras muchas horas más sin comer... Cambio de bus, ah! que no, que yo me quedo y los animalitos siguen hasta Emiratos en este otro bus. Mukeika!! otra vez pinchá!? Joder!! ¿qué tienes Princesa?

Llego a Salalah sin dormir, sin comer, deshidratado y de resaca "mujatir". Arreglo a Mukeika, diez minutos y la vuelvo a arreglar, me voy a Internet y la vuelvo a arreglar. Imposible montar en bici así ¿será la llanta? la cubierta no que la he revisado mil veces, la cámara es nueva aunque ya tenga ocho parches. Directo a Muscat, a la capital a buscar una tienda de bicis y a tramitar el visado de la India.

Todo lo que me encuentro son paquistaníes: el de la estación de autobuses, el que me ayudó a reparar la segunda vez la rueda, todos los del autobús, el restaurante donde paramos a cenar... por favor ¿me equivoqué de país?

El mejor de todos fue uno, paquistaní ¡claro!, que mientras cenábamos me digo orgulloso que estaba en el ejército de Omán. -Pero ¿por qué?- pregunté yo asombrado, -si eres de Pakistán- lo que me respondió, me da vergüenza transcribirlo pero como información, no estaba nacionalizado como omaní.

Llegamos a Muscat al amanecer, a la hora del rezo, después del tiempo de comer. Ya van dos días casi sin dormir y lo de comer... poco, poco. Reparo a Muke, me enciendo el cigarrillo, sssssssssssssh. Te esperaba pinchazo. Una vez más, esta vez me fumo el cigarrillo antes de... de qué. Los fieles salen de la mezquita y pasan en manada delante de mí, retiran la mirada cuando les miro. -No te iba a pedir ayuda, tranquilo majo- me digo para mis adentros.

Ya no puedo más, busco un taxi y que me lleve a un hotel. ¡Vaya! tengo que esperar casi tres horas para que se vacíe la habitación barata: -no pasa nada, paso a ese salón de atrás y vuelvo a reparar a Muke- Una, dos, tres... cambio las cubiertas de rueda, cambio de cámara, forro la llanta con cinta aislante, me fumo otro cigarrillo para no quedarme dormido, me llaman para la habitación, consigo bajar un rial más el precio... Bajo al salón y Mukeika me espera ¡con las dos ruedas llenitas de aire!

Felices de bicicletear de nuevo, bajo 36ºC, recorremos 20km hasta llegar a la Embajada de India donde me dicen que tengo que esperar mínimo hasta el sábado para la visa. Tienen que comprobar no sé qué con la embajada de India en Madrid. Dá igual, ahora estamos juntos otra vez, Mukeika y yo :) decididos a llegar hasta Dubai en bici desde Muscat.

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