sábado, junio 14, 2008

Fuegos y Estrellas

[...] -tu sobrina- te lanza muchas estrellas y luego las buscamos en un cuadrito que me pintó Pepita de Van Gogh, "La Noche Estrellada", ella tiene predilección por las "titas" (las pequeñitas), yo le digo siempre que sí, que es que estás muy lejos y por eso se ve la estrella pequeña. [...]

Así de dulce es el mundo de mi sobrina de dos años contado por su mamá, mi hermana mayor.

El mundo

Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.

A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.

- El mundo es eso - reveló -. Un montón de gente, un mar de fueguitos.

Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.

El Libro de los Abrazos- Eduardo Galeano

Y esto es una hermosa descripción de las personas que habitamos este mundo.


Durante este mes de ausencia estuve perdido entre un puñado de estrellas lanzadas por la inocente mano de una niña; recorriendo un cuadro de noche por Sudán, Etiopía y Djubuti. Allí me ví rodeado de fuegos de colores en la búsqueda de la Llama que me volviera a encender.

Ahora en Yemen, ardiente de Vida vuelvo a la luz.

La ciudad de Ta'izz me trae a la memoria las tranquilas y poco iluminadas noches de Libia. En esta ciudad, las calles llenas de vida son bañadas por la amable luz de las farolas que permiten contemplar, más allá de las altas cimas de las montañas que la rodean, un océano de estrellas deseosas de sonreir a quién se acuerda de mirarlas. Las montañas también tienen miles de fueguitos: casas de ventanas encendidas en todas sus alturas; farolillos blancos y amarillos por sus empinadas calles que permiten vislumbrar los miles de ardientes niños, de hombres mascando el omnipresente "cat" y el intenso brillo de los ojos de las mujeres totalmente tapadas de negro.

Mañana viajaré hasta Sanaa, la capital de Yemen. Una vez más en bus donde recuperaré las fuerzas perdidas y desde donde retomaré la hermosa y lenta forma de viajar sobre Mukeika, mi fiel bicicleta. Pero eso forma parte del futuro y como libro en blanco que es, esperaremos a que mágicamente, sea escrito por el armonioso y constante pasar del tiempo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Micky!

Qué alegría saber de ti!
ultimamente he estado un poco liada con el trabajo y tenia un pelin olvidado el blog...pero ya me he puesto al día y me encanta! (y los dibujos son una pasada)
Me encanta saber de ti y vivir tus aventuras en la distancia!

Miles de besos desde el Puig

 
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