sábado, febrero 09, 2008

N-340

Embarcada en Civitavecchia (Italia) “Mukeika” descansa en el garaje número 3 de la nave Eurostar Salerno.

Juntos hemos recorrido los primeros 502 km principalmente por la carretera nacional N-340, el levante dorado español. Salimos el soleado 20 de enero de 2008 acompañados por los reunidos en la Plaza de la Cebada al reclamo de un viaje, de una despedida ya inmortalizada por Ricardo Cantalapiedra. Ocho corazones y sus bicicletas pedalearon junto a nosotros la primera etapa: Hamano, Juanele, Carlangas, Esther, Bego, Pili, Jorge y Poblete. Otro corazón más se unió al pelotón en Rivas Vaciamadrid para brindarnos con su sonrisa además de cervezas y bocadillos -gracias Alberto-.

Salir de Madrid no fue fácil pero finalmente encontré un transporte en el que sí me permitían viajar junto a mi compañera de viaje "Mukeika". Llegados al Puig (Valencia) y después de dos días maravillosos ponemos ruedas en carretera dirección norte.

Castellón me llevó a mi más tierna infancia con el reencuentro de un gran amigo, Gerardo.
En Peñíscola, después de 235 km, dieron comienzo los encuentros con otros nómadas del mundo: dos hermanos de Hungría que están dando la vuelta al mundo a pie con un especial mensaje, y la alegre Marianne que hizo del duro y cansino día de pedaladas una tarde de risas y cervezas.

En los tres días siguientes, con una media de 85 km diarios llegamos a Barcelona gracias a la compañía de camioneros -gracias Juan y Segarra por la comida y la amena charla- y los polvorones, barquillos, bocadillos, y bebida de unas fantásticas personas pertenecientes a Cáritas en L'Ametlla de Mar (Tarragona).

Nueve días después, en mitad del Mar Mediterráneo sin avistar tierra firme, Túnez nos espera.

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