miércoles, abril 23, 2008

martes, abril 22, 2008

El Día de mi Cumpleaños

¡Qué mejor regalo de cumpleaños que contemplar las pirámides!

Un par de horas después de gritar el despertador, Muke y yo, plantamos ruedas sobre el asfalto y recorrimos un Cairo aún en tránsito por los dominios de Morfeo: tranquilo, sin excesivo ruido ni coches en su constante concierto de bocinas. El cuerpo de policía eligió este especial día para cambiar su atuendo del negro invernal al blanco primaveral.

15 km más tarde, con más de 30º C y finalizado el paranoico control policial a Mukeika, entramos en el recinto de las pirámides. Suerte la mía por estar en compañía de Mukeika: recorrimos fácil y rápidamente los espacios entre pirámides, miradores y la esfinge.

Muchas veces me hablaron con espanto de los caza-turistas que allí se encuentran y de lo cansinos que pueden llegar a ser. Para mi sorpresa no me topé con tales o no me lo parecieron, quizá sea la vacuna puesta años atrás en Marruecos que inmunizado me tiene ante vendedores y zalameros.

La temperatura aumenta, despiertan los rojizos tonos en la piel de los allí reunidos. No han dado las 11 de la mañana y buscamos las sombras aguardando a que la temperatura del cuerpo recobre su normalidad. En estos momentos de "sombría" espera, mi mente se desplaza hacia el futuro cercano y trata de encontrar la manera de continuar el viaje bajo temperaturas cercanas a los 40º C y un padre Sol que castiga sin piedad. No logro resolver el enigma planteado pero con alegría acogo este nuevo pasatiempo. "Ya lo descubriremos Petit, no te preocupes ahora por eso" -dice Mukeika-. Dulces palabras que me rescatan del mundo de los pensamientos, de mi abismo interior.

Los policías me hacen señales para que me acerque a ellos, yo trato de que sea al revés; al final nos encontramos en un punto intermedio. Con mirada infantil contemplan a Mukeika, no me puedo negar cuando con esos ojos me ruegan probarla. La mayoría de ellos se encuentran entre los 20 y los 24 años aunque aparenten más. El servicio militar es de uno a tres años: uno para los afortunados, con estudios y dinero; tres para la mayoría, más los días que se van sumando por castigos menores a causa de su "mal comportamiento". Con suerte no son enviados a conflictos bélicos o a razones humanitarias como es moda decir, pero la suerte se fue a tierras de temperaturas más gratas; los egipcios son los soldados "humanitarios" más baratos de los que se sirve la Demokratía, allí dónde nadie quiere ir; poco sueldo por tantos sueños rotos.

A veces me imagino un mundo diferente y se lo cuento a Mukeika, que con agrado escucha mis idílicas historias: sueño con un mundo diferente, también tiene conflictos -ni en mis sueños desaparecen-, donde los guerreros son los políticos y los presidentes, y el pueblo les acompaña en sus batallas bajo el lema "Pan y circo para el Pueblo". Allí como espectadores contemplamos la sangrienta resolución de sus diferencias; a su fin, llega el ansiado Tercer Tiempo, donde las gentes, las diferentes civilizaciones, comentamos alegres los momentos estelares de la batalla política. Qué bonito sería... lo que se ahorrarían los estados si solamente luchasen aquellos que crean los problemas, una centena de personas...

A lo lejos avisto la figura de la Esfinge, nos acercamos para mirarla directamente a la cara bajo un Sol abrasador. Me recreo en mi ensoñación de lo que debió ser esta cultura: tan importante, con tanta ciencia... ahora nada. El tiempo pasa y al final permanece poca cosa de los Grandes Imperios. ¿Qué dejaremos nosotros de nuestro paso para cuando nos desentierren?

Volvemos al Cairo ahora más ruidoso. 40º C en sus calles llenas de coches, son las 12:30 pm. Compro algo de comer y voy a casa a abrir los regalos que me esperan en el email -Muchas gracias a tod@s por vuestros lindos mails y ánimos, Mukeika recibió con agrado todos los besos-

A las 17pm me encuentro con amigos, vamos a contemplar el atardecer sobre la ciudad del Cairo mientras tumbamos unas cuantas botellas de cerveza.

Llegaron los mundos de la noche, las llamadas a la oración y la hora de los mosquitos. Suena mi teléfono: ¡me llaman mis seres queridos! Ummh.. Muchas gracias otra vez.

Termino la noche con Luca, un joven y apasionado fotógrafo suizo, jugando al dominó en un cafetín mientras fumamos shisha y bebemos el omnipresente té. A la una nos despedimos.

Alegre amanezco con mis recién cumplidos 30 años.

Día: 94 - 3234 km - El Cairo (Egipto)

miércoles, abril 16, 2008

Noche Sufí

Poco sé de lo vivido en la noche de ayer -14 de Abril de 2008- en el barrio islámico de El Cairo, poco más que fue un evento religioso, "Tanta Moulid", la celebración en memoria del nacimiento de Ahmed el-Bedaw, un santo sufí local del siglo 13 o de una mujer cuyo nombre e historia desconozco.

Para subsanar la poca información de la que dispongo os brindo con lo que mis ojos vieron, mis oídos escucharon y lo que mi corazón sintió:


¿Cómo es posible que cante sin parar dos horas y cuarenta minutos? -Pregunté a mi amigo egipcio- Estos “conciertos” normalmente duran dos horas, pero Ahmed Bayoomy es el mejor y lo puede hacer por mucho tiempo más. Cuando entra en trance, su fuente de energía es desconocida. Una gran persona, un gran sufí.

Hombres, mujeres, niños, corazones mezclados; hombro con hombro girando de izquierda a derecha, bailando de derecha a izquierda, rezando sumergidas en trance por las tranquilas aguas del lago que separa lo divino de lo terreno. Movimiento, quietud de la mente, música por doquier.

Bebida y comida gratis para los pobres, personas que habilitan espacios en sus casas, todos somos bienvenidos a comer, a estar mientras se cantan fragmentos del Corán. Se mezclan las dimensiones, se descuidan las tradiciones, al alcance de mis ojos hombres y mujeres comparten un mismo espacio.

Niños alegres con regalos en sus manos pasean por las concurridas calles de la mano de sus padres, montan en las atracciones y endulzan estas horas de celebración con pasteles y té.

La música me aturde, me mareo en el mar de gentes. Los imanes llaman a los fieles a la oración, la noche habla desde los minaretes. Colores, muchos colores, infinitas imágenes en batalla por captar mi atención, colman mis sentidos, los saturan extasiados de sensaciones.

Bombillas rojas, verdes, azules... luz abriendo paso entre las sombras. Color en los turbantes de los hombres, en los pañuelos de las mujeres, en la sonrisa de los niños, en el corazón de los que allí estamos congregados.


Amalgama de olores, tierra humo té sudor madera perfumes el Nilo animales flores...

Ancianos vestidos blanco, de luminosa y cariñosa mirada, sentados de piernas cruzadas recobran la juventud al reclamo de la música. Se levantan, danzan por el camino del pentagrama musical con movimientos ligeros que poco a poco incrementan la velocidad de su ir y venir, de izquierda a derecha, de derecha a izquierda. Embelesado por la gracilidad de sus movimientos no soy consciente del movimiento de mi cuerpo; perdido el control de la mente, el cuerpo retorna a su trono de poder, de consciencia natural.

Baila, siente, consiente perder la razón y trascender más allá de los sentidos, permite que tu cuerpo se manifieste mediante el milenario lenguaje de la danza.


Estados mentales de pasión, de embriaguez religiosa. Cabezas de serpientes son introducidas en las bocas de los fieles, pinchos que atraviesan la carne sin rastro de sangre. Miradas fuera de este mundo, también cercanas, cuando el rápido y mágico cambio de las facciones se convierte en néctar de sonrisas y de calurosa bienvenida.

viernes, abril 11, 2008

Ring, ring, ring... 5 minutitos más

- Oh Micky! siempre que llega el día de partir ¡te despiertas tan tarde! eres tan lento... Siempre me haces esperar, me enojas mi querido compañero.
- Mmmh... me encariño con las ciudades y sus gentes Muke, más si hago buenas amistades como ocurrió en Chichina (Túnes), Trípoli (Libia) y ahora en Alejandría.
- ¡¡Ja!! Lo que pasa es que no te gusta madrugar Petit. El sonido del despertador no significa para tí más que cambiar de sueño.
- Muke, es que tardo mucho tiempo en arreglarte y me da pereza sólo de pensarlo. No me gusta hacer las maletas.
- ¡Descarado! Ahora la culpa la tendré yo. Si me preparadas antes de ir a dormir, no te pasarían estas cosas por la mañana.
Sabes qué, hoy nos vamos a freír en la carretera que va por el desierto dirección al Cairo y el hermano Eolo no sé cuántas veces más querrá ocultar nuestro tardío rodar al padre Sol, cada vez es más difícil encontrar nubes!! Grrr Daniel!!
- Upps...
- Mi querido Príncipe, ya no me engatusas con esos ojitos tuyos ni con tu sonrisa.
!Haz el favor de cambiar! Santa madre Gea, qué atrevida es la ignorancia.

Y se preguntarán ¿qué es lo que pasó ese día? Micky y Mukeika salieron de la ciudad a las 12 de la mañana después de desayunar con su amiga Amany en su gimnasio. Sorprendidos por el buen tiempo y el moderado calor, rodaron 105 km ese día. No vieron desierto de dunas como ellos imaginaron, tampoco en los días posteriores, en ninguno de sus 244 km hasta el Cairo; se encontraron con tierras cultivadas, flores con sus vestidos de primavera y muchos, muchos resort o centros vacacionales donde el cliente puede entre muchas cosas, jugar al golf o ir al spa.

Durmieron la primera noche entre un restaurante y una mezquita, o por lo menos lo intentaron ya que el ruido de la carretera es infernal incluso por las noches; pasaron casi toda la noche en vela y la aprovecharon para celebrar el cumpleaños de Mukeika (3000 km). La segunda noche lo hicieron en la entrada de un gran centro comercial, allí encontraron gente amistosa y pequeños ratos de conversación. La tercera noche lo hicieron en el Cairo pero antes fueron a una exposición de grabados y a un concierto en la Embajada de Alemania.

Día: 83 - 3151 km - El Cairo (Egipto)

miércoles, abril 02, 2008

Personas: unas buenas, otras malas

El mundo está lleno de personas, unas buenas y otras malas. Debajo del color de la piel, la religión, las ideas políticas, la procedencia, etc. se encuentra lo más especial del ser: la Persona.

Cruzo las fronteras a dos ruedas, a un palmo del suelo y no en las nubes como amistosamente otros me dicen.

Ahora en Egipto, hace pocos días en Libia, antes en... voy descubriendo al ser humano en su abanico de color. Caen los tópicos uno tras otro y voy conociendo otros. Descubro lo fácil que es hablar, opinar sobre lo desconocido y crear sentencias que poco a poco se convierten en máximas de una sociedad: que si este pueblo piensa de forma extraña, que si el vecino sólo piensa en el dinero y son unos ladrones, etc. Pero cuando cruzo la línea que divide estos pensamientos, tan sólo encuentro personas, unas buenas y otras malas.

Juzgamos a millones de vidas por la imagen que tenemos de sus dirigentes, de los representantes del pueblo. Por ejemplo, Libia fue un país excepcional donde encontré grandes luces que alumbraron mi pasar. Esto me da que pensar sobre la importancia de la imagen de un presidente de una nación, de éste trabajador electo por un pueblo.

Me he cruzado con senegaleses, nigerianos, camerunenses, koreanos, personas de muchas partes de planeta; pero siempre recordaré al iraquí que me invitó a café en su cibercafé y sus palabras respecto a la ayuda prestada por España en la masacre de Irac -llámese demokratización o como sea-: "pienso que el pueblo español, es un pueblo de paz, realmente quiere la Paz en el Mundo". Esto vino después de malnombrar a nuestro anterior representante electo -nuestra imagen al mundo- y los muertos que cada noche vuelven en sus sueños.

Me repito en mis palabras: gente buena y gente mala, personas.

 
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