viernes, febrero 29, 2008

El Hombre de Salem

"Úsalo sólo en caso de emergencia, nada más". Estas fueron las palabras que el misterioso Hombre de Salem me dijo al darme su número de móvil en nuestro único encuentro. Fue en Túnez capital, después de charlar largo y tenido sobre su país, Libia. No me entregó a Urim y Turim, me dio su número, algo habitual en este siglo.

Cruzar la frontera de Libia no fue cosa fácil. Seis horas esperé pacientemente en tierra de nadie, sobre la delgada línea que distingue idiomas, gustos, pensamientos, etc. de los Pueblos en un simple mapa. Veía cruzar a los coches aquello que tanto deseaba franquear hasta que un policía, sorprendido de verme después de tanto tiempo, me preguntó si disponía de algún número de teléfono, de algún contacto en Libia. Abrí mi cuaderno al azar en la página donde una gran exclamación cerraba la palabra:


Emergencia!

El policía llamó a ese número. La Magia entró en escena.

martes, febrero 26, 2008

Diálogos

- ¡Eh! ¿Qué pasa, no vas contar nada a tu gente? ¿Qué ocurre?-pregunta Mukeika a Micky-
- No sé qué contar Muke, estoy cansado y tengo la cabeza embotada con tantas historias, experiencias y encuentros que no se por dónde empezar.
Quizá para ti sea fácil. Ruedas por las carreteras sin rumbo, tranquila sin plan. Disfrutas cada momento, cada metro sin pensar en el mañana, en el momento de dejar Túnez. En cambio yo, me peleo entre las ganas de avanzar hacia el Este y el recuerdo de las personas que se quedan atrás.
Ahora aquí en Aghir, escucho el susurro del oleaje de la Madre Mar y dejo que me lleve tan lejos como sus aguas bañan las costas de otros lugares.
- ¡Ah! muy bonito. Crees que olvido a todas aquellas personas que además de ti me han montado y reído al desplazarse en mi dulce rodar. De los niños que curiosos han deseado montarme pero por mis 56 kg no han podido.
Cuando en El-Hachichina serví de atril para que fotografiases a los niños o cuando la familia me fue probando el día de nuestra despedida.
- Lo siento Muke, a veces olvido que eres mucho más que una bicicleta.

Así comenzó el diálogo entre Micky y su compañera de viaje Mukeika una mañana a finales del mes de febrero del 2008 mientras desayunaban pan con membrillo y quesitos.

Mukeika es muy alegre y de personalidad segura y fuerte aún siendo tan sólo una bicicleta para los humanos. No para todos, mis queridos lectores: los niños y Micky, además de las plantas y los animales; de los cuatro elementos -hermanos de Mukeika-, todos ellos ven más allá de su refinada y bella estructura y pueden hablar con ella y escuchar cómo ríe y bromea a cada momento.

Una vez terminaron de desayunar, mientras Micky fumaba su cigarro mañanero, charlaban animados por el comienzo de un nuevo día recordando historias pasadas por tierras tunecinas. Porque mediante las historias se comunica el humano, transmitiendo la Memoria de generación en generación. Poniendo en ella los sentimientos y con ellos el corazón de ese instante que es el Vivir la Vida.

Mientras el día despertaba, así rememoraban sus historias nuestros dos protagonistas:

- Cierto, qué buenos momento pasamos en Kairouan. Sabes Mukeika que Kairouan en una de las cuatro ciudades más importantes dentro del Islam. Imagínate una cruz en la que en sus extremos se encuentran: Meca, Medina, Jerusalén y Kairouan. Pues hiendo cuatro o cinco veces a Kairouan bastan como ir una vez a la Meca.
- No, no lo sabía Micky y qué más
- Aaaah... amiga mía. Deja que te cuente más cosas acerca de esta ciudad que tanto me gustó y de alguna de sus historias.
Allí se encuentra la fuente de Bir Barruta. Cuentan las gentes de aquel lugar que cuando una caravana cruzaba estas tierras, cansada y sedienta de cruzar áridos parajes. Lloraban los más jóvenes y los animales, sedientos, renunciaban a seguir la marcha. En el momento más duro para todos, cuando apenas la sombra se atrevía a asomarse, un perro escarbaba en la tierra. Escarbó hasta que de allí mano agua fresca para el bien de todos. Desde entonces allí se encuentra la fuente. Rruta es el nombre del perro y Bir el del lugar.
Algunos dicen que estas aguas están vinculadas con las de Zem Zem, en Meca, y algún día volverá a manar el agua vinculada a ese santo lugar. De momento un majestuoso camello adicto a los terrones de azúcar mueve diariamente la rueda del pozo para extraer el agua que en sus profundidades se halla y de esta forma, su refrescante elixir, continúa dando de beber al sediento y al peregrino.
Además tiene una enorme y magnífica Mezquita construida en tiempo de las conquistas árabes del Magreb a mediados del siglo VII A.D.
Es una ciudad de gran belleza y tranquilidad donde en su Medina los hombres y mujeres tejen alfombras de tres diferentes estilos, trabajan la seda y el hilo con la misma maestría que antiguamente, cuando el apogeo cultural del mundo árabe.
- Oh y yo en aquel hotel que antiguamente fue una cuadra y que con el paso de los años se fue convirtiendo en lo que ahora es.
Después de Kairouan nos fuimos a Sousse, Mahdia y El-Jem. ¿No es así?
- Sí me querida parlanchina. Recuerdas que en Sousse dormimos en la casa de Brahim y de su pareja gracias a ese encuentro fortuito con los suecos Alex y AzilGreb. La última, vive dentro de la Medina y allí va escribiendo sobre la gente extraña y las fantásticas historias que ocurren dentro de sus murallas.
- Oooh.. je je je ¡qué personas más interesantes hay por el mundo!
¿Qué vino después Micky? Ah! ya recuerdo, cuando quisimos hacer 133 km en un día desde Sfax a Gabés y tardamos, como nos gustaba imaginárnoslo: "133km, 1 día y 3 noches"
- Ja, ja, ja ¡es verdad! Sin duda, lo mejor que nos ha ocurrido en Túnez.
- Sí, qué familia tan amigable, simpática y alegre. Cómo disfrutaban subidos en mi y cómo se reían cuando bromeando los tiraba al suelo.
- Menos mal que ninguno de ellos sufrió daño alguno con tus bromas, Muke. Porque yo, días antes, al pensar que habías tirado una botella de agua cuando salíamos de El-Jem de ver su anfiteatro romano, me dí un buen susto cuando me tiraste al suelo.
- Lo siento, Micky, no volveré a bromear contigo por la mañana temprano. Además, eres un aburrimiento de compañero sumido en tu mundo lejano hasta las 12 am.
- No eres la primera persona que me sufre viajando por las mañanas pero bueno, volvamos a la familia en El-Hachichina.
Íbamos a mitad de camino cuando aparecieron en la carretera a lo lejos Amina y Dbanda gritando y haciéndonos señas para que nos acercáramos. Nos invitaron a comer y así se nos hizo la noche y con ella vino el papá, un tipo grandullón de enorme sonrisa y gran corazón que día a día nos decía en árabe que nos quedáramos más tiempo con ellos.
Así transcurrieron tres noches más entre clases de pronunciación del árabe, ayudando a embellecer la fachada de la casa a sorbos de té e inhalaciones del delicioso humo de la Chicha -Cachimba, para los españoles-.
Allí me pusieron un nombre árabe y así me llamaron siempre ¿Te acuerdas Muke? Nosotros creyendo que me decían Omar y no, era Amor. Amor ibn Ramiro.
- Qué días tan felices y qué difícil fue irnos de allí.
- No me recuerdes Mukeika, no me lo recuerdes. Estabas tontita, no querías avanzar y el hermano Viento nos hablaba de cara acerca de la familia que dejábamos atrás con lágrimas en los ojos. Fue a los siete km que se rajó un poco la cubierta de tu rueda trasera y te la cambié por una nueva. Tuve que tirar de tí durante 50 km de los 70 que hicimos aquel día hasta Gabés. Te portaste muy mal, casi me matas del esfuerzo; hasta intenté durante quince minutos hacer autostop de lo terca que te pusiste por tener que rodar de noche.
- Si no te diera por salir tan tarde, hubiéramos visto el atardecer en la ciudad y no en la ruta.
- Vale Muke. Se lo prometí a mi padre y ahora te lo prometo a tí. A no ser que sea absolutamente necesario, no volveremos a rodar de noche, ok?
- Mmmh... te creo, se que eres persona de palabra.
A mi -dice Mukeika- lo que más me gustó fue el día de llegada y el de salida de Matmata, recorriendo planas llanuras antes de subir las montañas.
- Cierto es que fueron los días más bellos en la carretera. Cuando ascendíamos a Matmata y nos paró un coche para hacerse fotos con nosotros, ¿recuerdas? -Mukeika asiente afirmativamente- Resultó que eran un grupo de chicas/os que trabajan para Red Bull y con esta bebida nos dieron energía para subir lo que nos quedaba.
- Y no olvides cuando nos paramos a saludar a unos que viajaban en su furgoneta desde Karinthia hasta los desiertos tunecinos. Qué personas tan simpáticas que te invitaron a café y bollo y te regalaron un paquete de tabaco. Me encantan las personas de esa región -dijo Mukeika-.
- Lindas, lindas, muy lindas y bellas personas. Pena que no nos encontrásemos con ellos al día siguiente.
Muke, yo no sabía por qué íbamos a Matmata, no recordaba porqué estaba marcado en el mapa. Al final, una parejita de ingleses que maravillados y envidiosos te miraban, me dijeron que allí cerca habían rodado parte de la película de la Guerra de las Galaxias.
- ¡Asú! y no me llevaste a ver ese sitio Micky. Sólo fuimos a ver aquellos enormes agujeros en la tierra donde vivían/viven los bereberes y porque estaban de camino que si no...
- No te quejes Muke, el trato es que tu elijes la ruta en tu libre albedrío y yo cuándo y dónde nos paramos. ¿No es así?
- Eres insoportable cuando te haces el listillo sentencioso Micky pero tienes razón.
- Muke, gracias a ti pasamos dos días entre colinas que subían y subían para después bajar bañadas por la sombra de las nubes. También nos llevaste a donde ahora estamos por un camino que yo nunca habría tomado.
- Sí, y fue Mustahfa quien nos invitó a comer y luego a dormir en su casa porque dio la casualidad de que es profesor de informática en un colegio y así comenzasteis a llevaros.
- E vero, él en su moto rodó varios km al lado nuestro preguntándome cosas de redes y servidores hasta que finalmente terminamos en su casa comiendo. Después nos fuimos a ver un partido de fútbol en el patio del colegio entre los profesores.
- Cuántas cosas ¿no? Micky
- Sí, y muchas más que nos han ocurrido y nos pasaran.
- Micky, ¿cuándo vamos a cruzar a Libia?
- Dentro de pocos Muke, seguro antes del 2 de Marzo ya que después no nos lo permite nuestra visa de tránsito.
- ¿Sabes? estoy nerviosa -Por qué, preguntó Micky- Porque 15 días no son suficientes para cruzar ese país que tiene casi 1800 km de costa. No sé cómo lo vamos a hacer.
-Mi querida Mukeika, estate tranquila. Ese libro tiene sus hojas todavía en blanco. Recuerda eso que leímos en una ocasión:
"El que tema por sufrir, ya sufre de temor"
Permitamos que el país se nos presente poco a poco y con él la solución a esa adversidad.
- ¿Vas a votar el 9 de Marzo Micky?
- Mucho preguntas ya Muke. Anda, vamos a bañarnos a la playa que ya empieza a calentar nuestro Padre Sol.
- Y ¿haremos un castillo de arena?
- Muke...
- Coñazo de tío -murmura Mukeika para sus adentros-. Vale, ya callo. Vámonos.
[Dedicada al Flaco con todo mi cariño y buena energía. Suerte Gran Valor]

Tunez



sábado, febrero 09, 2008

Túnez

Salam, queridos tod@s!!!

Lo primero, disculparme por la demora de mi primer e-mail ;) Ahora veamos que me ha acontecido en estos primeros 22 días de viaje:

Me siento muy bien, feliz como unas castañuelas en alegres y virtuosas manos. Para los que supieran de mis problemas en la cadera, decirles que todo está OK!!

Mi intuición despierta poco a poco de su largo letargo convirtiéndose en la brújula de un viaje en el que solamente sé el rumbo. Me permito la licencia de no deciros cuál es ese rumbo y de esta manera, vayáis descubriendo conmigo los detalles del viaje, viviéndolos en el presente, ese momento donde intento situarme.

Los primeros 17 días fueron por España a modo de entrenamiento físico. Hacía mucho tiempo que no viajaba sobre una bicicleta y debía medirme. Comencé a pedalear desde El Puig (Valencia) hasta Barcelona siguiendo la nacional N-340. Visitando amistades, reencontrándome con otras y haciendo nuevas. Viendo los cambios “urbanísticos” y un horizonte lleno de grúas. Disfrutando de la gastronomía de cada región y de sus peculiaridades lingüísticas.

Valencia, Castellón, Tarragona y Barcelona fueron los lugares agraciados para que Mukeika y yo rodáramos; embarcamos destino a Civitavecchia (Italia) y después a Túnez donde ahora me encuentro.

Túnez me acogió con cariño, no tanto la aduana portuaria donde su policía al verme aparecer con una bicicleta me hacían llamar para mostrarles el pasaporte, el dinero en efectivo que llevaba, las tarjetas de crédito y para responder sobre el motivo de mi viaje. Varias horas después conseguí salir con una sonrisa y la mirada curiosa.

Recorrí el camino desde el puerto hasta el centro de la Medina donde me alojé por dos noches. Poco visité en esta ciudad pero si me permití el perderme por la calles de la Medina llenándome los sentidos de especias, vivos colores, té y café. Mi oído dejó la lengua italiana para introducirse lentamente en la musicalidad del árabe y el francés.

La ciudad de Túnez me dio mis primeras amistades y los primeros profesores de árabe. Arrancó mis primeras sonrisas, gestos de gratitud y cariño. Pero no todo es maravilloso en la vida del ciclo-nómada porque tarde o temprano siempre llega el momento de la despedida y con ella el paso al recuerdo y/o el olvido de personas que por unos instantes en la vida se convirtieron en mis amigos, en mi familia.

Uno de mis amigos es Antonio Braid Ribeiro, de origen brasileño y profesión entrenador de fútbol. Excelente persona que pasó años trabajando en este país y ahora de vacaciones espera a incorporarse a un equipo o a la selección nacional de Guinea. Suerte amigo mío. Que Dios te acompañe a ti también y a los tuyos.

Me fui de Túnez con lluvia, ni diez minutos pasaron cuando comenzó, hecho que me brindó la oportunidad de parar a tomar un café y practicar alguna palabra de árabe. Ansiosa por rodar en África, Mukeika no paró de hablar mientras escribía unas líneas en mi diario. Con la última gota del cielo, pusimos dirección a Hammamet.

Los primeros kilómetros fueron por la autopista hasta que un amable policía me hizo saber que estaba prohibido y me sugirió ir por la general, carretera que creía tener la certeza de estar transitando. Mucho mejor resultó el cambio de vía: menos ruidosa y más vistosa; atravesando pequeñas poblaciones inmersas en la Madre Naturaleza, plantaciones de olivos y naranjos, paralela a las vías del tren. El tunecino es una persona agradable, amigable y así me lo demostraba con sus sorprendidos ojos y las bocinas de sus vehículos. Hammamet, ciudad turística de playa, llena de vida en verano pero aburrida en invierno.
Hace pocas horas que llegué a Nabeul, otra ciudad-playa con más vida que su sureña vecina Hammamet.

N-340

N-340

Embarcada en Civitavecchia (Italia) “Mukeika” descansa en el garaje número 3 de la nave Eurostar Salerno.

Juntos hemos recorrido los primeros 502 km principalmente por la carretera nacional N-340, el levante dorado español. Salimos el soleado 20 de enero de 2008 acompañados por los reunidos en la Plaza de la Cebada al reclamo de un viaje, de una despedida ya inmortalizada por Ricardo Cantalapiedra. Ocho corazones y sus bicicletas pedalearon junto a nosotros la primera etapa: Hamano, Juanele, Carlangas, Esther, Bego, Pili, Jorge y Poblete. Otro corazón más se unió al pelotón en Rivas Vaciamadrid para brindarnos con su sonrisa además de cervezas y bocadillos -gracias Alberto-.

Salir de Madrid no fue fácil pero finalmente encontré un transporte en el que sí me permitían viajar junto a mi compañera de viaje "Mukeika". Llegados al Puig (Valencia) y después de dos días maravillosos ponemos ruedas en carretera dirección norte.

Castellón me llevó a mi más tierna infancia con el reencuentro de un gran amigo, Gerardo.
En Peñíscola, después de 235 km, dieron comienzo los encuentros con otros nómadas del mundo: dos hermanos de Hungría que están dando la vuelta al mundo a pie con un especial mensaje, y la alegre Marianne que hizo del duro y cansino día de pedaladas una tarde de risas y cervezas.

En los tres días siguientes, con una media de 85 km diarios llegamos a Barcelona gracias a la compañía de camioneros -gracias Juan y Segarra por la comida y la amena charla- y los polvorones, barquillos, bocadillos, y bebida de unas fantásticas personas pertenecientes a Cáritas en L'Ametlla de Mar (Tarragona).

Nueve días después, en mitad del Mar Mediterráneo sin avistar tierra firme, Túnez nos espera.

 
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